Los egipcios se inspiraban en la naturaleza a la hora de concebir sus imágenes cósmicas. El escarabajo pelotero constituya una alegoría que ilustraba a la perfección el movimiento del Sol a través del cielo.
El escarabajo pelotero deposita los huevos en una pelota de excremento que lleva rodando con ayuda de sus patas hasta el nido, donde los huevos, perfectamente resguardados, se incuban gracias a la acción de los rayos del Sol. Esta imagen ejerció una atracción irresistible en los antiguos egipcios, quienes vieron en el cielo vital del escarabajo una replica en miniatura del periplo que realizaba todos los días el Sol desde que emergía del amanecer, hasta que se ponía en el horizonte después de haber recorrido durante el día.Había, además, otros aspectos que reforzaban el valor simbólico del pequeño escarabajo pelotero, como el huevo que se incubaba en el interior de cada pelota de excremento y del que salía una larva, que llevo a los antiguos egipcios a deducir que el escarabajo se creaba a si mismo. El primer vuelo de la cría de la salida del Sol en el horizonte, tal i como sugiere el Libro de los muertos.Queda claro, pues, que el escarabajo pelotero era para los antiguos egipcios la encarnación de Jerpi, el Sol del amanecer, y, por extensión, del regreso a la vida del Sol y del faraón. Ello explica que a Jepri se le suela representar a menudo con la forma de un escarabajo navegando a bordo de una barca por encima de Nun, las aguas del caos, o incluso bajo la apariencia de una figura humana con cabeza de escarabajo.Los escarabeos se fabricaban con materiales diversos, sobre todo piedra y cerámica esmaltada, y podían tener una función puramente ornamental, además de la de amuleto. En el Imperio Medio “hacia 1980-1630 a.C.”, se utilizaban como sellos, y en tiempos de Amenhotep III “hacia 1390-1353 a.C.”, ya en el Imperio Nuevo, se empleaban para dejar constancia de eventos destacados del reinado tallado en la cara inferior grabados y textos relacionados con ellos.Los escarabeos desempeñaron un importante papel dentro del ajuar funerario. Casi siempre eran amuletos de fayenza “cerámica esmaltada” azul y de grandes dimensiones, con alas, que se depositaban entre las telas que envolvían el torso de la momia.Había otro tipo de escarabeos que se solía colocar asimismo entre las telas que envolvían la momia, pero esta vez encima del corazón, y a estos se les dedicaba todo un capitulo en el Libro de los muertos.
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