El viaje de Beowulf y los doce guerreros Godos al país Danés, donde se encontraba "El Ciervo"Al día siguiente, ya no se oían cantos alegres, sino que sólo se oían sollozos y tristes suspiros por la grave tragedia.Al caer la noche, el rey descansó en un lugar alejado de la matanza, mientras que sus fieles guerreros hacían guardia en espera de hacerle frente a cualquier mal que decidiera irrumpir en la sala nuevamente. Sin embargo, al paso de las horas, el cansancio los venció, y cayeron dormidos sin poder prepararse siquiera para la carnicería que Grendel había comenzado ya, y el siguiente día fue terrible de igual forma. Y todas las noches del invierno fue así, hasta que ya casi no quedaban guerreros en el palacio, todos habían sido destrozados por el feroz Grendel. El rey estaba hundido en la desesperación de enfrentar un mal contra el que aparentemente nada podía hacerse. Sus dioses no le respondían, se había agotado de realizar rituales en espera de una solución a su terrible problema. Ninguno de sus ruegos de ayuda había sido escuchado. La situación era enfermiza y muy poco tiempo quedaba antes de que la bestia diera el golpe de gracia a "El Ciervo", pues la mayoría de los guerreros había sucumbido.Las noticias de la tragedia que había acontecido en aquellas tierras habían viajado en todas direcciones, alcanzado el territorio de los Godos, donde reinaba Hugileik, de la estirpe del dios Danner. Ahí un guerrero sobresalía sobretodos, el sobrino del rey, el joven héroe Beowulf. Aquel guerrero había probado decenas de veces su valor y ferocidad, habiendo crecido en la corte. Beowulf se enteró de las tragedias ocurridas en "El Ciervo" y del terrible mounstruo Grendel. Rápidamente corrió a donde se encontraba Hugileik y le pidió que lo dejara ir a aquellas tierras donde tendría una oportunidad de probar su fuerza contra un rival digno.Beowulf escogió de entre todos a los doce más valientes guerreros para que le acompañaran en la difícil misión.Al llegar Beowulf se presentó ante los guerreros que le recibieron y les explicó sus intenciones de ayudar contra la malvada bestia que les había causdado tantos horrores. Luego fue conducido a la fortaleza, donde se encontró con el rey Rodgar, quien estuvo muy agradecido de que finalmente sus plegarias hubiesen sido escuchadas.La noche no tardó en caer. Los guerreros que habían seguido al héroe, harían guardia junto con él, sin embargo pronto cayeron rendidos por el cansancio. No así Beowulf que permanecía erguido y con la mirada bien atenta.El paso lento y pesado daba una apariencia más grotesca y siniestra al terrible Grendel que ya se encontraba próximo a entrar en la sala. Con fauces babeantes, saboreando de antemano su presa, entro en la sala y del primer zarpazo destrozó al guerrero que estaba más próximo a el, ahogándo sus gritos de dolor, mientras desgarraba sus pobres miembros. Ya se acercaba al segundo cuando de pronto, sintió que un potente brazo que parecía más fuerte que el acero lo rodeó del cuello mientras una poderosa mano comenzaba a estrangularle. El miedo comenzaba a hacer añicos los nervios de la bestia que sabía que el vengador de todos aquellos guerreros había llegado y quería saldar cuentas.Aunque forcejeaba de un lado a otro y por instantes se zafaba del mortal abrazo, nuevamente era prensado con increíble fuerza. En su furia y aparatosa agonía Grendel lanzó un aterrador grito que despertó a todos en el palacio siendo los guerreros Godos los que valientemente corrieron a socorrer a su señor, dando golpes con sus espadas y mazas por todos lados, a la bestia. Más aquellos no sabían que Grendel estaba protegido por un hechizo que lo hacía inmune al acero, más de bien poco le servía contra Beowulf quien con brutal furia había conseguido arrancarle un brazo al engendro, que se desvanecía entre la débil luz del amanecer, herido de muerte.El brazo de Grendel, colgado en la gran sala ante el asombro de los daneses.Siguieron el rastro de sangre de la bestia que conducía al pantano donde rojas burbujas se veían subiendo hasta la superficie. En la mañana, una alegre fiesta fue dada en honor del héroe Beowulf.
Friday, June 3, 2011
BEOWULF Y EL MALVADO GRENDEL
El viaje de Beowulf y los doce guerreros Godos al país Danés, donde se encontraba "El Ciervo"Al día siguiente, ya no se oían cantos alegres, sino que sólo se oían sollozos y tristes suspiros por la grave tragedia.Al caer la noche, el rey descansó en un lugar alejado de la matanza, mientras que sus fieles guerreros hacían guardia en espera de hacerle frente a cualquier mal que decidiera irrumpir en la sala nuevamente. Sin embargo, al paso de las horas, el cansancio los venció, y cayeron dormidos sin poder prepararse siquiera para la carnicería que Grendel había comenzado ya, y el siguiente día fue terrible de igual forma. Y todas las noches del invierno fue así, hasta que ya casi no quedaban guerreros en el palacio, todos habían sido destrozados por el feroz Grendel. El rey estaba hundido en la desesperación de enfrentar un mal contra el que aparentemente nada podía hacerse. Sus dioses no le respondían, se había agotado de realizar rituales en espera de una solución a su terrible problema. Ninguno de sus ruegos de ayuda había sido escuchado. La situación era enfermiza y muy poco tiempo quedaba antes de que la bestia diera el golpe de gracia a "El Ciervo", pues la mayoría de los guerreros había sucumbido.Las noticias de la tragedia que había acontecido en aquellas tierras habían viajado en todas direcciones, alcanzado el territorio de los Godos, donde reinaba Hugileik, de la estirpe del dios Danner. Ahí un guerrero sobresalía sobretodos, el sobrino del rey, el joven héroe Beowulf. Aquel guerrero había probado decenas de veces su valor y ferocidad, habiendo crecido en la corte. Beowulf se enteró de las tragedias ocurridas en "El Ciervo" y del terrible mounstruo Grendel. Rápidamente corrió a donde se encontraba Hugileik y le pidió que lo dejara ir a aquellas tierras donde tendría una oportunidad de probar su fuerza contra un rival digno.Beowulf escogió de entre todos a los doce más valientes guerreros para que le acompañaran en la difícil misión.Al llegar Beowulf se presentó ante los guerreros que le recibieron y les explicó sus intenciones de ayudar contra la malvada bestia que les había causdado tantos horrores. Luego fue conducido a la fortaleza, donde se encontró con el rey Rodgar, quien estuvo muy agradecido de que finalmente sus plegarias hubiesen sido escuchadas.La noche no tardó en caer. Los guerreros que habían seguido al héroe, harían guardia junto con él, sin embargo pronto cayeron rendidos por el cansancio. No así Beowulf que permanecía erguido y con la mirada bien atenta.El paso lento y pesado daba una apariencia más grotesca y siniestra al terrible Grendel que ya se encontraba próximo a entrar en la sala. Con fauces babeantes, saboreando de antemano su presa, entro en la sala y del primer zarpazo destrozó al guerrero que estaba más próximo a el, ahogándo sus gritos de dolor, mientras desgarraba sus pobres miembros. Ya se acercaba al segundo cuando de pronto, sintió que un potente brazo que parecía más fuerte que el acero lo rodeó del cuello mientras una poderosa mano comenzaba a estrangularle. El miedo comenzaba a hacer añicos los nervios de la bestia que sabía que el vengador de todos aquellos guerreros había llegado y quería saldar cuentas.Aunque forcejeaba de un lado a otro y por instantes se zafaba del mortal abrazo, nuevamente era prensado con increíble fuerza. En su furia y aparatosa agonía Grendel lanzó un aterrador grito que despertó a todos en el palacio siendo los guerreros Godos los que valientemente corrieron a socorrer a su señor, dando golpes con sus espadas y mazas por todos lados, a la bestia. Más aquellos no sabían que Grendel estaba protegido por un hechizo que lo hacía inmune al acero, más de bien poco le servía contra Beowulf quien con brutal furia había conseguido arrancarle un brazo al engendro, que se desvanecía entre la débil luz del amanecer, herido de muerte.El brazo de Grendel, colgado en la gran sala ante el asombro de los daneses.Siguieron el rastro de sangre de la bestia que conducía al pantano donde rojas burbujas se veían subiendo hasta la superficie. En la mañana, una alegre fiesta fue dada en honor del héroe Beowulf.
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