Thursday, September 15, 2011

LOS DOS PRIMOS LEYENDA MAPUCHE




Los dos primos



El zorro y el jote eran primos y se encontraron un día
en el campo.

El jote le dice al zorro vamos al cielo hay una gran reunión de
hermanos. Y el zorro dijo “¿Cómo podría ir yo?, No tengo alas”. Y el jote le
dijo “yo te llevare en mi espalda hermano”, el zorro dijo “sí fuese así yo
iría”.


El jote le dice” Sí hermano de verdad te llevo” y
de esa manera se fueron, el zorro en la espalda de su primo hasta que llegaron al
cielo, ahí se encontraron con diferentes animales, de diferentes partes de la
tierra.

Cuando llegaron se les hizo un gran recibimiento de parte de la dueña
de casa, también le dieron de beber y se curaron un poco, enseguida le dijeron:
Tienes que cantarle a la dueña de casa, cantó el jote y en su canción decía
kod-kod-kod. El zorro se burlo del jote diciendo “hermano tú no sabes cantar yo
si se cantar, soy un hombre sabio”, nguang-nguang-nguang decía su canción. El
jote se entristeció dijo “Lo voy a dejar solo está borracho, él no se dará
cuenta cuando yo me vaya.

El jote llegó a la tierra.

El zorro despertó al amanecer y pregunto a la
dueña de casa “Dónde está mi hermano señora?”, la señora le dice se fue el jote.


Hace quince días que estoy acá en el wenu mapu
dijo el zorro, entonces hace un cordel largo y lo deja amarrado a un árbol
grande, de esa manera él baja colgando, pero el cordel se corta y cae muy
fuerte, y así viene a morir a la tierra.


A los tres días después, pasaron dos machi, se
dijeron este porquería de hombre esta muerto hagámosle vivir se dijeron, y su
canto decía: Triw-triw-traw, un día muerto, Triwtriw dos días muerto, le
haremos vivir otra vez, traw-traw entonces le soplaron el ano así vivirá este
zorro malo triw-triw-traw-traw; entonces así vivió y se pudo mover el zorro y
dijo me pueden hacer otro machitun señora y le pago mi manta ploma que tengo.
Las dos machi le dijeron “sí de verdad pagas tu manta te vamos a hacer un
machitun”, y el zorro les dijo les voy a pagar nomás mi manta, entonces le
hicieron el machitun y el zorro dijo “quiero correr un poquito señora”, ahí
mismo que se escapo y no pago su manta ploma. Entonces se enojaron mucho las
dos machi y dijeron ellas: ” Zorro malo vas a morir en cualquier parte zorro
malo”, mientras el zorro corría, cayo al río, ahí se ahogo y murió.

Lo dicho por las machis fue verdad y así fue su mala suerte del zorro malo y mentiroso.

Aquí termina este cuento.


EL ZORRO Y LA PERDIZ LEYENDA MAPUCHE


El zorro y la perdiz



Había una vez un zorro que nadie lo quería porquec antaba muy feo. Entonces para solucionar su problema se dirigió a la casa de la perdiz para pedir ayuda. La perdiz al ver el zorro se asustó mucho-qué maldad vendrá a hacer pensó la perdiz.



El zorro la saludó con mucho respeto y le dijo: Sabe qué, tengo un problema tengo ganas de casarme pero nadie me quiere porque dicen que canto muy feo. Como no va a ser que le dijo la perdiz si tienes la boca tan grande, casi a las orejas te llega la boca. Ay, no me había dado cuenta dijo elzorro.

Yo te puedo hacer un remedio dijo la perdiz, pero mi trabajo tiene un precio, tiene un valor.

Al escuchar esto el zorro ofreció joyas, vestidos nuevos, zapatos, hasta una casa. Entonces te voy a hacer el remedio dijo la perdiz, mientras yo preparo mis implementos tu te vas a quedar de rodillas rogando para que todo salga bien. Así fue que, con una tremenda aguja, le cosieron la boca, dejándosela como un botón. Al principio sintió mucho dolor pero después tuvo que aguantar.

Para ver si había resultado su trabajo, la perdiz le pidió que cantara, el zorro cantó casi mejor que la perdiz. Luego la perdiz pidió que cuando le traería el pago ofrecido, el zorro negó haber ofrecido tal pago y hasta insultó a la perdiz hasta echarla del lugar, la perdiz muy temerosa escapó volando.
Pero un día cuando el zorro dormía a la orilla de un camino, pasó por ahí la perdiz y después de asegurarse bien que el zorro dormía profundamente, le cantó muy fuerte al oído al zorro y salió volando.
El zorro al asustarse gritó muy fuerte y al decir Guak! se le descosió toda su boca incluso le quedó más grande y ahí quedó lamentándose por lo que le había pasado.

EPEW LA ANCIANA DUEÑA DE LA MONTAÑA


Epew: Anciana dueña de la montaña



Una vez un hombre que andaba buscando sus animales en la montaña se perdió, tampoco encontró sus animales. Se le hizo de noche tratando de encontrar el camino que llevara de regreso a su casa, así esque decidió alojarse en el monte. Cuando se acomodaba para descansar y dormir,de pronto vio un fuego en medio del bosque, alrededor del fuego bailaba una anciana. Se dirigió donde estaba la anciana, esta era la Kvpvka y al llegar cerca de ella descubrió que había una casa, que estaba hecha con materiales recogidos del monte. Tenía de todo, papas, arvejas, maíz. Saludó con mucho respeto a la anciana, luego se hicieron amigos y se casaron.

La anciana al saber que el hombre era pobre, viudo y que tenía cuatro hijos, le dijo: “si tienes hijos, tráelos, aquí hay de todo”. Así el hombre llevó a sus hijos, comieron y alojaron en la casa de la Kvpvka. Una noche mientras alojaban en casa de la anciana, uno de los hijos del hombre al mirar los pies de ella, riéndose dijo: mira, tiene sólo dos dedos la viejita. Al escuchar esto, la anciana se enojó mucho, pateó su casa y así desapareció todo, el fuego, la riqueza y la Kvpvka.

El hombre desesperado dijo a su hijo: ayayayay, porque te burlaste de la papay (anciana) ¡qué vamos a hacer ahora! Volvieron a su casa, aconsejó a todos sus hijos... pero finalmente siguió viviendo con la Kvpvka.

EL PITRANTO LEYENDA MAPUCHE


ELPITRANTO


Antes que Domingo Keupuchur se decidiera atalar el pitranto, crecían en el: canelos, temos, pitras, luma, quilas, junquillos y una hierba esponjosa y alta, que en el invierno satisfacía, aunque malamente, las necesidades del ganado.
Como era el único retazo virgen de supequeña propiedad, el proyecto le había dado vueltas en su cabeza durante todoel año. Decidió ya el destino del bosquecillo, el hacha le dio vueltas en las manos una mañana entera hasta decidirse a dar el primer golpe.


A don Domingo le parecía que los arboles caerían sobre, como venganza por derribarlos y exterminar aquel oasis de verdura que tanta alegría le regalaba a sus hijos y también a los pájaros y animales. Allí la tierra se tomaba un respiro porque después sucumbía en un suelo acido y reseco que bebía el agua de la lluvia sin saciarse nunca; tostándose con el primer racismo de sol con las más leves pisadas del viento.


Entonces sin duda don Domingo Keupuchur había descargado el hacha poseído por un demonio oscuro su locura hacia trastabillarel recuerdo de la leña que temperaba la ruka en los inviernos, el amparo que la sombra prodigaba en verano, el ramoneo que para las sequias salvaba el ganado, y la certeza, por último, de que en este rincón permanecían vivas e intocadas las voces y espíritus de sus antepasados mapuches.


Ahora el pitranto no existía, en su lugar plantas robustas y verdísimas prometían una extraordinaria cosecha de papas.


Año sin cosecha de trigo, pero, gracias al terreno donde estuvo el pitranto, con sacos y mas sacos de papas, repitió Domingo, con esa calma intolerable que llegaba a sacar lagrimas a Rayen, sumujer.


¿Para qué hablar tanto del trigo cuando este año no se había podido sembrar? Sería un año largo y malo ! todos los sabían muy bien!
Esta vez a la tierra le toco descansar, engañarla – pensaba Rayen- con una chacra que dio mucho trabajo, pocos porotos y choclos.


Y mientras la mujer pensaba en el suelo áspero y pobre; generoso con la chépica, la cicuta y el cardo cicatero con el trigo y la avena, Domingo Keupuchur, se imaginaba paseando sobre una sementera de oro batida por las chicharras, agoreras de cereales y frutas.


Nos quedaran unos cuantos sacos de papas, gracias al terreno donde estuvo el pitranto – volvió a esgrimir su sin entusiasmo, para detener otro avance verbal de la mujer.


¿Las papas? ¿Hasta cuándo sueñas con laspapas? – rozongo Rayen, con indiferencia sabes bien que la semilla te la presto don Federico; y también el trigo que saldrá del barbecho, las crías de las ovejas y el carbón que hagas en este invierno, todo se lo tragara el libro donde el gringo anota calillas…..


No puede ser, no será así. Yo voltee el pitranto para que las papas sean nuestras negó don Domingo sin una pisca de calor, con esa tranquilidad que enfermaba a Rayen, pero que a el lo ayudaba a vivir-.
El gringo no exigirá tanto esta vez. No tenemos trigo. Además no es justo.
Alguna vez morirá él, o se quemara el libro, o nos moriremos nosotros por fin.


Peor, peor, acuérdate. Este año no lo llevamos al gringo un grano de trigo ¡un hambre a de tener!


Don Domingo tratando de no oír los augurios de Rayen, sigue trabajando con la azada entre sus manos de piedra, en medio de uno u otro tronco degollado, huérfano del resuello verde que aventaba al cielo:sombra, hojas y nidos.
El sol muerde al hombre y reseca también esa tierra negra, amasada con hojas, maderas y raíces del pitranto. Domingo es un pilme gigante, que en vez de comerse las hojas, azotas las raíces de la papas y les arrebata sus tubérculos dorados: los grandes y carnudos, semejantes a las manzanas “cabeza de niño” que cuelgan de los huertos de los gringos, y hasta los pequeños de tamaño de una avellana.


A ratos una canción fugitiva sube de su garganta. Piensa en las papas asadas, en los sabrosos caldos de papas asadas,en los sabrosos caldos de papas junto a su familia que comerá en el invierno.Sus hijos Segundo, Mauda y Marcialito le ayudan a recoger, como si el padre fuese la principal figura de un juego inventado esa mañana. Pero don Domingo Keupuchur calla. La buena cosecha no le impide pensar en el gringo o que un golpe de una alzada rompa una reni y la mano de un brujo lo hunda para siempre en esa tierra todavía fresca en castigo por haber destruido su último refugio.


Palabras con Rayen, temores que saltan derepente, la alegría de un rinde que solo viera en su niñez jalonan el tercer día y final de la prodiga cosecha.


Transcurren algunos días que los mapuches pasan desgarrando choclos, aventando el capotillo de las espigas que Rayen y los niños recogieron en las sementeras del fundo. Lunes debe ser porque se olvidan de las fechas, cuando viajan de madrugada a cosechar el papal de Florindo Antillanca medio hermano de Rayen, Florindo es generoso y no solo agasaja a sus parientes entre descanso y descanso del trabajo, también los despide con cuatro almudes de trigo y de dos porotos que Domingo y Rayen, cargan felices sobre sus hombros sudorosos.


El Trancura alarga sus torrentes de plata y el Llaima pone morada la escarcha que eternamente agosta su cráter. De lejos laruka semeja un nido de zorzales, levantado sobre la media falda de un lomaje.


Entre el corral y la huerta fulge el manchón verde que oculta ese asomo de agua, el mismo que con un poco de trabajo, y el bombeo de las raíces de sauces y mimbres, bien pudiera transformarse en una vertiente. Abajo en el plan, se esfuman las huellas recientes del papal y las más hondas del pitranto.


Un paso, otro paso. Marcialito llora, porque le marea los trocos. También Rayen quisiera tenderse sobre los terrones, afilados como navajas. Solo Domingo Keupuchur, con su tranquilidad de siempre, avanza sin quejarse. Él es quien hace señas a su mujer para que observe la puerta de la ruka, porque semeja una boca negra, misteriosa, con sus desvencijadas fauces abiertas.


Todo está más o menos bien, pero han dejado limpio el rincón donde los sacos de papas, aun oliendo tierra, prometían aflojar la soga que apretaría el invierno.


-¡el gringo! ¡El gringo! – gime rayen con un hueco en el pecho.


Y domingo, tranquilo siempre, piensa que no está bien una cosecha lograda a costa de los árboles y el alma que, durante cientos de años, forjaron el cielo y el agua entre las raíces del pitranto.